La alopecia es la pérdida total o parcial del cabello, lo que puede ocurrir a cualquier edad.
El estrés se presenta como causa fundamental de la alopecia ya que largos períodos tensionales producen sustancias que disminuyen la circulación sanguínea del cuero cabelludo. Tal reducción de la irrigación sanguínea provoca una sensible disminución de la disponibilidad de nutrientes a los folículos pilosos entorpeciendo la función de síntesis proteica que forma el cabello. La vitalidad de los cabellos se deteriora cuando se les somete a la acción de factores externos como la excesiva permanencia al sol y al aire, los cambios climáticos y las agresiones por contacto de las sustancias no afines utilizadas para su limpieza o embellecimiento. Algunas de las enfermedades infecciosas o metabólicas, al igual que la excesiva tensión nerviosa, son igualmente nocivas.
Como resultado, los cabellos se tornan grasientos o resecos, quebradizos, con las puntas afiladas y sin brillo, comenzando a perderse de manera excesiva al lesionarse sus raíces.
Los objetivos del tratamiento son: